Titre : | LA EDAD DE LA INOCENCIA | Type de document : | texte imprimé | Auteurs : | Edith Wharton (1862-1937.), Auteur | Editeur : | RBA COLECCIONABLES | Année de publication : | Año de edición: 1994 | Importance : | 224p | ISBN/ISSN/EAN : | 978-84-473-0646-6 | Langues : | Français (fre) | Index. décimale : | 863 roman espagnol | Note de contenu : | Detrás de ella, esperando su turno para presentarse a la condesa, Archer vio a varias de las parejas que de manera más recalcitrante habían declinado la invitación a conocerla en casa de Mrs. Lovell Mingott. Como comentó Mrs. Archer, cuando los van der Luyden querían dar una lección, sabían cómo hacerlo. La lástima era que esto sucedía tan pocas veces.
Archer sintió que lo tomaban de un brazo y vio a Mrs. van der Luyden a su lado, con su sencillo traje de terciopelo negro adornado con los diamantes de la familia.
—Fue muy bondadoso de tu parte, querido Newland, dedicarte con tanta generosidad a madame Olenska. Le dije a tu primo Henry que debía rescatarte.
Le pareció haberle sonreído vagamente, y ella agregó, como si comprendiera la natural timidez del joven:
—Nunca vi a May más adorable. El duque dice que es la más bonita del salón.
Capítulo IX
La condesa Olenska había dicho «después de las cinco»; y a las cinco y media Newland Archer llamaba a la puerta de una casa de estuco descascarado con una gigantesca glicina que invadía el débil balcón de hierro fundido, situada muy abajo en la calle Veintitrés Oeste, que Ellen había arrendado a la vagabunda Medora.
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LA EDAD DE LA INOCENCIA [texte imprimé] / Edith Wharton (1862-1937.), Auteur . - [S.l.] : RBA COLECCIONABLES, Año de edición: 1994 . - 224p. ISBN : 978-84-473-0646-6 Langues : Français ( fre) Index. décimale : | 863 roman espagnol | Note de contenu : | Detrás de ella, esperando su turno para presentarse a la condesa, Archer vio a varias de las parejas que de manera más recalcitrante habían declinado la invitación a conocerla en casa de Mrs. Lovell Mingott. Como comentó Mrs. Archer, cuando los van der Luyden querían dar una lección, sabían cómo hacerlo. La lástima era que esto sucedía tan pocas veces.
Archer sintió que lo tomaban de un brazo y vio a Mrs. van der Luyden a su lado, con su sencillo traje de terciopelo negro adornado con los diamantes de la familia.
—Fue muy bondadoso de tu parte, querido Newland, dedicarte con tanta generosidad a madame Olenska. Le dije a tu primo Henry que debía rescatarte.
Le pareció haberle sonreído vagamente, y ella agregó, como si comprendiera la natural timidez del joven:
—Nunca vi a May más adorable. El duque dice que es la más bonita del salón.
Capítulo IX
La condesa Olenska había dicho «después de las cinco»; y a las cinco y media Newland Archer llamaba a la puerta de una casa de estuco descascarado con una gigantesca glicina que invadía el débil balcón de hierro fundido, situada muy abajo en la calle Veintitrés Oeste, que Ellen había arrendado a la vagabunda Medora.
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